lunes, 2 de julio de 2007

CRITICAS reestreno 2008

CULTURAR.COM

En el barrio también sucede... - Pablo Mascareño.

El reestreno de "Norma y Ester, avatares de dos chicas de Munro" permite la intertextualidad con un cuento de Carlos Gamerro. La pieza se lleva a cabo en la casa de la directora Ana Franchini convertida en teatro. Un espacio de Belgrano ganado para la actividad escénica. Buenos Aires depara sorpresas a un lado y otro de la ciudad, sobre todo en materia teatral donde las salas se exparcen conquistando barrios que tradicionalmente han sido reacios a la instalación de espacios para desarrollar el arte escénico. Belgrano es (era) una de las zonas hostiles para los escenarios. Sin embargo, sobre Luis María Campos, una de las principales arterias de este tradicional barrio, se emplaza el Teatro Orfeo para dar por tierra que la "región" de los caserones de tejas es incompatible con los escenarios. Edificio señorial, escalera de época y en el primer piso una cálida sala "atendida por sus dueños", en este caso Ana Franchini, quien convirtió su vivienda en un espacio de creación. Sí, otra artista que ofrenda su vida, sus muebles, sus paredes a la actividad.Allí, en una pequeña sala se ofrece desde la temporada pasada "Norma y Ester, avatares de dos chicas de Munro". Se trata de una adaptación de Ana Franchini, Romina Sznaider y Carlos Gamerro basada en el cuento homónimo del "Libro de los afectos raros" del propio Gamerro.Todo sucede en una peluqueria clase "C" de Munro. Una empleada, Norma, debe marcharse por no someterse a los abusos físicos de Víctor, un aprovechador kitsch que se convierte en una pesadilla física y psíquica. En reemplazo de la mujer llega Ester, amgia de Norma, quien verá cómo sobrevivir a Víctor y vengar a Norma de los traumas pasados. Así, comienza una trama que alterna la violencia física con el suspenso policial y ciertos toques bizarros.Buena labor de Miguel Finkielstein con toda la cuota de sadismo que su rol implica. Las actrices protagonistas imprimen a cada personaje la cuota de desmesura que la poética de la puesta requiere. Acompañan acertadamente a las actuaciones, el vestuario de Débora Teplitzki y el ambiente escenográfico creado por Alejandra Lorenzo y Lionel Pastene.

BUSCANDO COSAS QUE NOS HAGAN BIEN

Norma y Ester - Dolores Indart

Una peluquería de Munro, ¿escondida en el cuartito del fondo de un salón de billar?¿Ilegal?¿Por qué?
Lo único certero de está peluquería es su exclusividad para caballeros. Atendidos por señoritas estratégicamente disfrazadas de sexys prostitutas baratas… se mira pero no se toca, no parece ser la consigna del lugar.
Aunque las chicas lloran por dentro, debatiéndose a metralleta en la cabeza; para ellos solo muestran sonrisitas. ¡Hay que ganarse la platita cueste lo que cueste! Y eso significa hacer de la peluquería donde estalla el sonido de la cumbia, un spa atendido por geishas argentinas.
Y lo peor de lo peor es Víctor, cliente V.I.P., el único autorizado a ridiculizar la fantasía, diciendo las cosas por su nombre, mostrando los billetes para que no queden dudas al respecto.
¿Hasta donde puede aguantar una piba de barrio esquizofrénica los acosos perversos de un viejo baboso? Las cuerdas, el agua y la electricidad son la respuesta…

No hay comentarios: